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Leonardo Boff ante la Conferencia sobre el Clima de Copenhague
Sergio Ferrari
Las perspectivas no son optimistas por falta de un consenso previo para
alcanzar un acuerdo definitivo. “A pesar de los pronósticos sombríos
tengo confianza que la esperanza vencerá al miedo y que la vida es más
fuerte que la muerte”, asegura el teólogo brasilero Leonardo Boff al
iniciar esta entrevista exclusiva durante su reciente visita a Suiza.
Boff, uno de los padres fundadores de la teología de la liberación
recibió el 7 de noviembre el Doctorado Honoris Causa de la Universidad
de Neuchâtel. Previamente, la misma semana, animó un debate público
organizado por las ONG de cooperación solidaria E-CHANGER, y Misión de
Belém Immensee en la Casa de Solidaridad Romero (RomeroHaus) en Lucerna
donde participaron 200 personas.
P: Todo el mundo habla hoy de la problemática ecológica que vive el
planeta. Usted fue uno de los primeros, ya en los años ochenta, en
alertar sobre este tema. ¿Cuál es su análisis de la actual situación
medioambiental?
Leonardo Boff: Hay muchos indicadores científicos que apuntan a la
irrupción de una tragedia ecológica y humanitaria. Nada esencial ha
cambiado desde la redacción de la Carta de la Tierra en 2003 que
elaboramos un grupo de personalidades del mundo entero. Decíamos en ese
maravilloso documento: “Estamos en un momento crítico de la Tierra en
el cual la humanidad debe escoger su futuro. Y la elección es ésta: o
se promueve una alianza global para cuidar a los otros y la Tierra o
arriesgamos nuestra destrucción y la devastación de la diversidad de la
vida”. “Se consume más de lo que la tierra soporta”
P: Una afirmación tajante que no acepta términos medios ¿Cómo se sustenta?
Boff: En la confluencia actual de tres crisis estructurales. La crisis
debido a la falta de sustentabilidad del planeta Tierra; la crisis
social mundial; y la crisis del calentamiento creciente.
P: ¿Puede ejemplificar esa afirmación?
Boff: A nivel social, casi la mitad de la humanidad vive hoy por debajo
del nivel de miseria. Las cifras son aterradoras. El 20% más rico
consume el 82.49 % de todas la riqueza de la Tierra y el 20 % más
pobre, se tiene que contentar con un minúsculo 1.6%.
En cuanto al calentamiento de la Tierra, la FAO (Organización de la ONU
para la Alimentación) ha advertido que en los próximos años habrá entre
150 y 200 millones de refugiados climáticos. Las previsiones más
dramáticas hablan de un aumento para 2035 de 4°C. Y se especula para
final del siglo un aumento de 7°C. Si esto realmente se produce, ningún
tipo de vida hoy conocido podrá sobrevivir. En cuanto a la crisis de
sustentabilidad, doy un ejemplo ilustrativo: la humanidad está hoy
consumiendo un 30% más de la capacidad de reposición. Es decir un 30%
más de lo que la Tierra misma puede reponer.
P: Sin embargo esta tendencia consumista del planeta no es nueva...
Boff: No. Pero lo que es nuevo son los niveles acelerados de ese
deterioro. Según estudios de todo crédito, en 1961 precisábamos de la
mitad de la Tierra para dar respuesta a las demandas humanas. En 1981
se daba un empate, es decir ya necesitábamos a la Tierra entera. En
1995 sobrepasamos en un 10 % la capacidad de reposición, aunque todavía
era soportable. En 2008, superamos el 30 %. La Tierra está dando
señales inequívocas de que ya no aguanta más.
P: ¿Con perspectivas futuras todavía más preocupantes?
Boff: Si se mantiene el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB)
mundial entre 2-3% por año, como está previsto, en 2050 necesitaríamos
dos planetas Tierra para dar respuesta al consumo, lo que es imposible
porque contamos con sólo una.
P: ¿Eso obliga a comenzar a pensar en otro paradigma de civilización?
Boff: En efecto. No podemos producir como lo venimos haciendo hasta
ahora. El actual modelo de producción, el capitalista, parte del falso
presupuesto que la tierra es como un gran baúl del cual se pueden sacar
recursos indefinidamente para obtener beneficios con la mínima
inversión posible en el tiempo más corto. Hoy queda claro que la Tierra
es un planeta pequeño, viejo y limitado que no soporta una explotación
ilimitada. Tenemos que dirigirnos hacia otra forma de producción y
asumir hábitos de consumo distintos. Producir para responder a las
necesidades humanas en armonía con la Tierra, respetando sus límites,
con un sentido de igualdad y de solidaridad con las generaciones
futuras. Eso es el nuevo paradigma de civilización.
COPENHAGUE: LA INFLUENCIA DEL PODER ECONÓMICO
P: Para volver al hoy y al aquí...En pocas semanas se realiza en
Copenhague la Conferencia sobre el Clima. ¿Hay perspectivas de un
acuerdo?
Boff: Hay una premisa clave. Debemos hacer todo lo posible para
estabilizar el clima evitando que el calentamiento de la tierra sea
mayor a 2 o 3 grados y que la vida pueda continuar. Comprendiendo que
ya ese calentamiento implicaría una devastación de la biodiversidad y
el holocausto de millones de personas, cuyos territorios no serán más
habitables, especialmente en África y en el sudeste asiático. Me
preocupa, en ese escenario, la irresponsabilidad de muchos Gobiernos,
especialmente de los países ricos, que no quieren establecer metas
consistentes para la reducción de las emisiones de gases de efecto
invernadero y salvar el clima. ¡Una verdadera ecomiopía!
P: ¿Eso proviene de una falta de voluntad política para llegar a acuerdos?
Boff: Sobre todo de un conflicto de intereses. Las grandes empresas,
por ejemplo las petroleras, no quieren cambiar porque perderían sus
enormes ganancias actuales. Hay que entender la interdependencia del
poder político y el económico. El gran poder es el económico. El
político es una derivación del económico. Los Estados, en muchos casos,
no representan los intereses de los pueblos sino de los grandes actores
económicos.
P: ¿En caso de un fracaso de Copenhague, cuál sería el escenario posterior en lo que hace a la ya grave situación climática?
Boff: A mi entender, si hay una frustración política, eso puede
significar un reto enorme para la sociedad civil. Para que se movilice,
presione y promueva los cambios que vienen siempre de abajo. Confío en
eso: la razón, la prudencia, la sabiduría vendrá de la sociedad civil.
Será, también, en cuanto al clima, el principal sujeto histórico.
Ningún cambio real viene de arriba, sino de abajo.
Y a pesar de lo difícil del presente, tengo la confianza que no se
trate de una tragedia que acabará mal sino de una crisis que purifica y
que nos permita dar un salto en la dirección de un futuro mejor.
P: ¿Con un programa común para salvar la Tierra?
Boff: Impulsando una bio-civilización que deberá promover cuatro ejes
esenciales. El uso sustentable, responsable y solidario de los
limitados recursos y servicios de la naturaleza. El control democrático
de las relaciones sociales, especialmente sobre los mercados y los
capitales especulativos. Un ethos mínimo mundial que debe nacer del
intercambio multicultural, enfatizando en la compasión, la cooperación
y la responsabilidad universal. Y la espiritualidad, como dimensión
antropológica y no como un monopolio de las religiones. Debe
desarrollarse como expresión de una conciencia que se siente parte de
un Todo mayor, que percibe una Energía poderosa y que representa el
sentido supremo de todo.
- Sergio Ferrari
Colaboración de prensa de E-CHANGER, ONG suiza de cooperación solidaria
ALAI-AMLATINA
“SIN UNA REDISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA NO LOGRAREMOS LA SOBERANÍA
ALIMENTARIA” Entrevista a Rajagopal, activista indio seguidor de Gandhi
y representante de la organización Ekta Parishad
Carla Fernández
Reclama los derechos de los más desfavorecidos y desfavorecidas de su
país, la India, a través de largas marchas multitudinarias y pacíficas.
La próxima pretende reunir a 100.000 personas en 2012.
DIAGONAL: ¿Por qué la cifra de 100.000 personas marchando a Nueva Delhi en 2012?
RAJAGOPAL: Cuando 25.000 personas emprendieron la marcha de 2007, la
idea simbólica con la que se trabajó fue que el 25% de la población de
la India es pobre y está sufriendo, y para denunciarlo conseguimos que
marcharan 25.000 personas. Ahora queremos conseguir que un millón de
personas obtengan acceso a la tierra y la idea simbólica es que el 10%
de ese número, es decir, esas 100.000 personas caminen todas juntas
para conseguir este objetivo. El número es pequeño para la cantidad de
millones de habitantes que tiene el país, pero la organización de un
evento no violento de miles y miles de personas caminando no puede ser
ignorada por el Gobierno. Por ello, estamos tratando de diseñar esta
estrategia para presionar al Gobierno y conseguir ser escuchados.
D.: ¿Qué logros se han conseguido hasta la fecha?
R.: La principal lucha de este movimiento campesino ha sido trabajar
por la reforma agraria en la India. Sin una redistribución de las
tierras no podemos lograr la soberanía alimentaria en nuestro país.
Usamos métodos pacíficos de diálogo con el Gobierno: nos servimos de la
presión internacional y del diálogo participativo desde la base.
Métodos que unidos pueden lograr grandes cambios. Después de cada
marcha, el Gobierno ha modificado algunas políticas. Con la marcha de
2000, obtuvieron tierras 3.500 personas. En 2001, las consiguieron
11.000 personas. Lo importante es poder tener influencia para cambiar
algunas de las políticas del Gobierno. Con la marcha de 2007
conseguimos que se aprobara una ley desde el Gobierno central de la
India que permite el acceso a la tierra de toda la población indígena
del país, lo que supone el 8% de los habitantes.
D.: Pero en el tema de la tierra y los recursos, el Gobierno indio
también está muy presionado por las grandes corporaciones como Monsanto.
R.: La lucha se está dando tanto contra el Gobierno como contra las
compañías. Éstas últimas, con sus actividades productivas como las
grandes plantaciones para agrocombustibles, están contaminando la
tierra, el agua y el aire, pero a la vez es el Gobierno quien da el
permiso para que esto suceda. Así que debemos trabajar en ambas
direcciones contra el Gobierno y contra las grandes corporaciones.
D.: ¿Cómo se organiza Ekta Parishad en un país tan grande como la India?
R.: Trabajamos en 12 Estados de la India. Estamos hablando de
aproximadamente el 50% de la población del país, dentro de las áreas
donde predomina la lengua hindi. Trabajamos en unos 3.000 pueblos
alrededor del país. No es un movimiento que nace en Nueva Delhi y trata
de expandirse hacia la base. Todo el proceso de organización es de
abajo hacia arriba. El elemento esencial de nuestra lucha es que
queremos conseguir cambios a través de medios no violentos, porque
pensamos que el sistema, la economía, es ya demasiado violenta y el
cambio sólo puede ocurrir a través de la no violencia. Aunque la no
violencia no implica pasividad.
D.: ¿Qué papel desempeñan las mujeres en este movimiento?
R.: El movimiento intenta formar cada vez a más y más mujeres para que
tengan un papel importante de liderazgo. La marcha de 2007 fue un acto
importante porque ellas tomaron papeles de liderazgo en una acción de
masas. En esos contextos tienen más facilidad de actuación que en sus
pueblos, donde están más controladas. El 40% de los participantes
fueron mujeres, muchas de ellas embarazas, otras vinieron con sus
hijos, otras eran ancianas, pero todas dejaron atrás la tradición y la
familia para caminar, lo que fue un hecho cultural extraordinario.
D.: ¿Cómo se financian los campesinos y campesinas para emprender esas largas marchas?
R.: Respecto a la realidad de la organización Ekta Parishad necesitamos
recursos, porque hay cerca de 400 activistas participando para llevar a
cabo el proyecto. Para cubrir estos gastos recurrimos a la cooperación
internacional. Respecto a los campesinos participantes de base, ellos
mismos crean sus pequeños fondos de lucha y se organizan de manera
representativa. Cada miembro paga una pequeña cuota mensual para
participar y ese dinero también es usado para los avances del
movimiento. El éxito del proceso depende de que la gente tome
conciencia de que es una lucha común.
D.: ¿Qué relación existe entre el modelo económico y de consumo occidental y la situación actual de la India?
R.: Nuestra lucha principal es contra el modelo de desarrollo
occidental. Este modelo está básicamente apoyado en la explotación sin
fin de los recursos naturales. Los problemas sobre la alimentación son
internacionales. También en el Estado español Monsanto está decidiendo
qué debemos comer. Hay que preguntarse sobre quién y cómo produce
nuestra comida, en qué medida está contaminada. El propósito de nuestro
viaje por Europa es buscar aliados y apoyos. Desde aquí se puede hacer
mucho, por ejemplo escribiendo cartas de protesta a los ministros de
nuestro gobierno, ejerciendo presión internacional.
D.: ¿Trabajáis con otras organizaciones similares?
R.: Ekta Parishad es una red importante en cuestiones de trabajo con la
tierra. Tierra, agua, semillas, son cuestiones muy importantes por lo
que tratamos de construir sinergias entre estas redes con otras
organizaciones.
Hace casi 40 años que, inspirado por Gandhi, decidió luchar de forma
pacífica por la justicia social y los derechos de los campesinos y
campesinas. En 1991 creó la organización Ekta Parishad (Foro Unido) en
un intento de articular a la sociedad civil india. Su forma de protesta
se basa, principalmente, en largas marchas anuales de cientos de
kilómetros para sensibilizar y presionar al Gobierno de la India sobre
la situación de los más desfavorecidos y desfavorecidas. En 2007 su
organización lideró una multitudinaria marcha de campesinos y
campesinas sin tierra, 25.000 personas que recorrieron 350 kilómetros.
Siempre bajo el paradigma de la no violencia, defiende el derecho de
las personas a decidir sobre su propia alimentación, a proteger sus
semillas y a conservar sus recursos frente a las agresiones ambientales
que causan las grandes compañías. Un gran reto en el segundo país más
poblado del planeta donde, según los últimos datos, 390 millones de
personas sobreviven con menos de un dólar al día. El paso de este
activista indio por el Estado español se enmarca en un periplo europeo
para presentar su próximo proyecto: una marcha de 100.000 personas en
octubre de 2012.
Servicio Informativo "Alai-amlatina"