Estabilidad vs. Equilibrio
¿Que comprar, un kayak estable y lento, o perfeccionar nuestro equilibrio?
Muchas veces, ante la elección de un kayak, los palistas novatos buscan un bote “perdonador” de errores, algo estable y seguro “total la velocidad no me importa”.
Nadie quiere comenzar dándose vuelta y cayendo al agua por tres razones: en invierno por el frío, si hay gente es un papelón y por la sensación de fracaso que implica la caída.
Pero sucede algo que la mayoría desconoce y es que el equilibrio se puede modificar, mejorar y perfeccionar, en corto tiempo, por tratarse de adaptaciones neuromusculares.
Muchos palistas dedican meses a mejorar su fuerza, pero no intentan mejorar su equilibrio y permanecen siempre en un kayak que los limita.
No se por qué razón, pero ante un desafío o un reto que implicase aprendizaje de una nueva habilidad, siempre tuve la misma actitud: “si otro puede, también tengo que poder”. Más allá de nuestro aspecto general, interiormente estamos construidos de los mismos materiales, tenemos los mismos motores y neurotransmisores; circula sangre por nuestros tejidos y nos asaltan los mismos miedos y las mismas dudas.
Por lo tanto, todos podemos aprender lo básico, lo elemental; después lo inherente al rendimiento es otra cosa, allí si se establecen diferencias.
Cualquiera podría haber aprendido a remar un k1, aunque no cualquiera podría competir exitosamente en él.
La dicotomía se plantea por desconocimiento, ya que la posibilidad de mejora de esta valencia física es accesible a cualquiera, sencilla y a diferencia de la fuerza, no requiere de costosos y pesados aparatos, de pormenorizados planes de desarrollo y mucho menos de dolor asociado a fatigosas sesiones de trabajo.
Comprar un kayak súper estable implica dos posibilidades futuras: una es la de permanecer limitados indefinidamente y la segunda es la de darse cuenta de que el cambio es posible, para lo cual habrá que gastar en un segundo y a veces hasta un tercer kayak. Al mismo que podríamos haber accedido desde el principio si nos hubiéramos permitido unas semanas de aprendizaje.
Seguramente todo el que lea esta nota sabe andar en bicicleta, habilidad mucho más difícil de adquirir que la de remar en kayak y paso a fundamentarlo: el centro de gravedad está mucho más elevado y la base de sustentación es – por lejos – más reducida; con el agravante de que en caso de una caída, a la posible vergüenza habría que añadirle el dolor y los posibles daños corporales. Sin embargo aprendemos con gusto y sin cuestionamientos.
Buscar el equilibrio en el kayak es un error, primero hay que buscarlo dentro nuestro. Aprender es el secreto
eduardo
Fuente : Nota de Jorge Martin Torres en Revista Chana Aventuras