Comentario sobre la pesca del Dorado:
Contrariamente a lo que se cree, hay que DEVOLVER LOS GRANDES, ya que son éstos los que tienen el conocimiento de cómo hacer para llegar a grandes y seguramente han llegado ya a su madurez reproductiva, lo que los hace más que importantes a la hora de mantener la especie.
Colaboración del Ing. Pedro SARALEGUI - Paraná E. Ríos - pedrosaralegui@hotmail.com
Mientras miraba un documental del África, donde mostraban a un grupo de leones que había diezmado las crías de cebra nacidas ese año, las palabras del comentarista me hicieron reflexionar que lo que nos enseñaron nuestros antecesores, no era del todo correcto.
Eso de devolver al agua las piezas chicas para dejarlas que crezcan, y donde se da por sobre entendido que son las piezas grandes las que se debían matar y no devolver al agua, estaba errado.
En dicho documental, hacían saber que ese año no sobrevivió ninguna cría de cebra y que aunque el hecho nos parezca cruel ó que iba en contra de la preservación de la especie, ésto no es así.
El comentarista citaba que era preferible que los leones acabaran con todas la crías de ese año, en vez de que mataran aunque sea una sola cebra adulta.
Consideraba esto, porque es muy poco probable que una cría de cebra alcance la edad adulta y por sobre todo, llegue a su madurez reproductiva.
De igual manera, las cebras grandes saben como hacer para llegar a esa edad, donde están los mejores pastos, donde están las aguadas, cuales son los mejores lugares para las migraciones, y como hacer para librarse de los leones y demás depredadores, etc., etc.
Haciendo el paralelismo con los peces, MATAR un dorado grande (recordar que son las hembras las de mayor tamaño, comparado con un macho de igual edad, por lo tanto la mayoría de los grandes son hembras), es MATAR no solo a ese pez, sino matar los millones de huevas que ésta desovará a lo largo de su vida.
Para que un dorado pequeño llegue a esa edad, deberá sortear los picos de las garzas, las mandíbulas de sus mayores y los miles de kilómetros de mallas de pesca que se encuentran diseminadas por toda la cuenca.
Es por esta razón, y si realmente queremos que nuestros nietos y los nietos de nuestros nietos, puedan sentir en el extremo de una caña, toda la potencia de una corrida de un dorado cuando toma nuestro artificial ó nuestra mosca, es que DEBEMOS DEVOLVER LOS GRANDES.
Obviamente que si nos ponemos a pensar un poco, nos daremos cuenta que solamente devolviendo TODOS LOS DORADOS , CHICOS Y GRANDES, tendremos mayor probabilidad de que se cumpla nuestro sueño de que nuestros nietos puedan pescar “algo” de lo que nosotros hemos pescado, y no que solo nos quede decirle, mientras le mostramos una foto: “cuando yo tenía tu edad, pescaba y mataba estos dorados, esos que ya nunca más verás ni pescarás”.
Sostengo que, habiendo pollos, vacas, cerdos, y demás animales que sacien nuestro apetito, es de estúpidos matar un animal que da todo en sus saltos de oro, sus corridas explosivas y sus arremetidas de acero, todo el esplendor que ninguno de aquellos podrá dar.
Recuerde que si es su intención comer un pescado, hay varios peces de cuero (bagres) que nos pueden satisfacer y que no están tan en peligro, y que además no son ni por asomo, tan divertido el pescarlos.
Hago extensivo el pensamiento al vigoroso surubí y demás especies en peligro.
No se olvide, DEVUELVA LOS GRANDES, (y los chicos también), ya que, como leí por allí, “LA NATURALEZA QUE DISFRUTAMOS HOY, NO LA HEMOS HEREDADO DE NUESTROS PADRES, SINO QUE SE LA HEMOS PEDIDO PRESTADA A NUESTROS HIJOS”